miércoles, 4 de abril de 2012

Diógenes Pendergast


Constance no contestó. Seguía sentada, sin moverse.

- Veo a una persona que anhela que la acepten, que anhela ser un simple ser humano, pero que está destinada a la soledad. Veo a una persona que siente el mundo con más profundidad e intensidad de lo que está dispuesta a reconocer… incluso a sí misma.

Oyéndolo, Constance empezó a temblar.

- Percibo en ti dolor y rabia; el dolor de haber sido abandonada, no una sino varias veces, y la rabia de que los dioses puedan ser tan caprichosos. ¿Por qué yo? ¿Por qué otra vez? Y es verdad. Has vuelto a ser abandonada, aunque quizá no exactamente del modo que habías imaginado. También en eso somos iguales. Yo fui abandonado el día en que a mis padres los quemó vivos una turba ignorante. Yo escapé del fuego, pero ellos no, y siempre he tenido la impresión de que debería haber muerto en su lugar, como si fuera mi culpa. 

El libro de los muertos.

Douglas Preston, Lincoln Child.

1 comentario:

  1. Oh my lord, it's gone!
    What shall I do?
    Pieces I had have fell apart
    Where do you belong?
    Where should I aim for?
    Once you've lost sight it's left to fall apart

    ResponderEliminar